Argumentos
La bohème

Acto primero

Cuadro primero

Buhardilla de los bohemios, la víspera de Navidad

Rodolfo, Marcello, Schaunard y Colline, artistas y compañeros de bohemia, siempre de buen humor, se consuelan de la miseria. Rodolfo y Marcello se quejan del intenso frío que sufren mientras trabajan. Intentan sacrificar el cuadro que pinta Marcello o una silla para encender fuego, pero Rodolfo recurre a un medio heroico: su drama servirá para ello. El manuscrito se quema; acto tras acto es reducido a cenizas y los dos jóvenes se reúnen cerca del escaso fuego con Colline, quien vuelve malhumorado de la casa de préstamos, pues ha fracasado en su intento de empeñar algunos libros. No se ha extinguido aún la llama cuando llega Schaunard, el cuarto compañero, trayendo abundantes provisiones. Cuenta que un rico señor le pagó una importante suma para que tocata en competencia con un loro de su propiedad hasta que el animal muriera. Schaunard encontró expeditiva solución envenenándolo. Pero leña, vino, cigarros y opípara comida se reservarán para otra ocasión, decidiendo celebrar la Nochebuena en el Barrio Latino. El propietario de la casa, el señor Benoit, se presenta para cobrar los alquileres atrasados, pero sólo recibe burlas de los insolentes bohemios, los que improvisando una nueva picardía, invitan a beber al inoportuno visitante, haciéndole contar sus aventuras amorosas, para echarlo enseguida de la casa, fingiéndose ofendidos por la narración del anciano.
Mientras Marcello, Schaunard y Colline se retiran en dirección al café Momus, el sitio frecuentado en las noches que disponen de dinero, Rodolfo queda solo, dispuesto a concluir un artículo para un periódico. Enseguida llaman a la puerta. La que viene a interrumpir su trabajo es una gentil vecina, la bordadora Mimi. La joven llega en busca de luz ya que el viento ha apagado su vela. La joven se desvanece, cayéndosele su llave. Rodolfo le ofrece un sorbo de vino; al retirarse Mimi se le apaga nuevamente la luz. Juntos buscan la llave; Rodolfo la encuentra pero no lo dice y aprovecha la circunstancia para retener a Mimi. Ambos conversan en la oscuridad, contándose sus esperanzas y sus sueños, sus vidas y sus ilusiones. Cuando los amigos llaman desde la calle a Rodolfo, éste invita a Mimi para que los acompañe. Embelesados con su naciente amor, Rodolfo y Mimi salen del brazo.

Cuadro segundo

La misma noche en el Barrio Latino de París

Se celebra la fiesta de Nochebuena. La animación es general y los chicos se regocijan ante la vista de un carrito de juguetes. En una mesa, frente al Café Momus, cenan alegremente Rodolfo y Mimi y sus amigos. Pero Marcello se demuestra agitado y nervioso al ver que Musetta, su antigua amante, llega en compañía de su nuevo protector, un viejo rico llamado Alcindoro.
Por su parte Musetta no cesa de mirar a Marcello, deseando hablarle, y encuentra un pretexto para alejar a Alcindoro diciendo que un zapato le molesta tanto que no puede soportarlo. Se descalza un pie y entrega el zapato a su acompañante, quien sale en busca de un zapatero. Musetta corre entonces a los brazos de su pintor, muy satisfecha del encuentro y de la reconciliación que le brinda la casualidad. Es la hora de la retreta y desfilan los soldados. Los bohemios concluyen su cena y se van sin pagar, dejando la cuenta al viejo burlado, quien efectivamente llega a tiempo para recibir el reclamo del mozo y es obligado, con desagradable sorpresa, a pagar el gasto de sus propios burladores.

Acto segundo

Una mañana de invierno cerca de la Barnére d'Enfer

Amanece. En una hostería miserable, se han alojado Marcello, Musetta y Rodolfo. Llega Mimi en busca de Marcello para preguntarle por el poeta, quien la abandonó, pobre y enferma. El pintor responde que su amigo vive allí también, y efectivamente Rodolfo se presenta, ocultándose Mimi en la penumbra. El poeta declara a su camarada que desea romper definitivamente con su amante, La decisión es triste pero así lo exigen los devaneos de Mimi. Ante la incredulidad de Marcello, Rodolfo confiesa al fin que la joven sufre una incurable enfermedad. Estas manifestaciones de Rodolfo, que en vano ha intentado evitar Marcello, son escuchadas por Mimi, quien prorrumpe en llanto. Su dolor la descubre. Rodolfo se arrepiente y procura consolarla. Entretanto, Musetta ha promovido un alboroto en la hostería. Sale Marcello a su encuentro y ambos reaparecen riñendo. Por fin, mientras Marcello y Musetta se separan cambiándose insultos, Rodolfo y Mimi quedan juntos en amistosa calma.

Acto tercero

La buhardilla de los bohemios

Los jóvenes tratan de consolarse de las pasadas penas amorosas. Mimi y Musetta encontraron rica protección, pero Rodolfo y Marcello no las olvidaron, Llegan Schaunard y Colline, disponiéndose todos, con el mejor humor, a enfrentarse con la frugal cena. De pronto la alegría de los bohemios se interrumpe, aparece Musetta para anunciar que Mimi viene con ella. Muy enferma, la joven desea morir entre sus antiguos amigos y junto al único hombre que amó. Entra Mimi; apenas puede sostenerse. Los bohemios la colocan en el lecho, pero nada tienen para ofrecerle. Musetta se desprende de sus aros y los entrega a Marcello para procurar medicinas y un doctor. Las manos de Mimi están yertas; quisiera un manguito para calentárselas. En su ultimo deseo y Musetta y Marcello salen para traérselo. Deseando ayudar a sus amigos, el buen Colline decide empeñar su viejo e inseparable gabán. Entretanto, Rodolfo comprende cuán sincero fue el amor que Mimi le profesó y se entrega a tristes recuerdos. Regresan los amigos con el manguito para la enferma que apenas puede disfrutar de su calor. Un rayo de sol llega hasta el lecho. Rodolfo corre la cortina de la ventana, y al contemplar el sereno rostro de Mimi cree que duerme; pero la profunda tristeza de todos le hace comprender la verdad.

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